Después de ir a dejar a Tatiana al terminal de buses, dormí siesta en el sillón que recibe sol durante la tarde, desperté 4 horas más tarde (más de presupuestado, sin duda :-) y me dediqué a ordenar las fotos de la GUADEC, los días previos y siguientes. De allí a esta hora no he parado de pensar en ella.
Durante junio y julio (con excepción de la semana de la GUADEC), estuve trabajando bastante, incluyendo sábado. Por suerte eso ya ha terminado. Pero ha significado que ha sido Tatiana la que ha tenido que viajar harto de Santiago a Concepción los fines de semana, y eso es cansador cuando es frecuente, me consta.
Recuerdo cuando estuve trabajando en Santiago. Viajaba todos los días desde Rancagua, donde ocupaba en promedio 4 horas para llegar desde la casa a la oficina y viceversa (bus, micros, metro, etc.) y los viernes en la noche, viajaba a Concepción, hacía un par de clases, iba al ensayo del grupo de teatro, salía con amigos y viajaba el sábado en la noche a Rancagua. Era matador.
Espero que le resulte el traslado de Santiago a Concepción a fin de año. Eso también nos permitiría distribuir mejor nuestro tiempo, compartir más, mejorar nuestra calidad de vida, construir nuestros propios proyectos... en fin. Mientras tanto, la echo de menos...
