En un principio sólo escuchaba CD's de audio. Aún me gusta escucharlos, pero al desplazarse es mucho más cómodo transportar una mayor cantidad de canciones y álbumes en menos espacio. Y en los artistas que me gusta prefiero disponer del CD y yo digitalizarlos para mi consumo personal.
De los reproductores, el primero que usé fue XMMS. Aún lo tengo instalado en mi equipo, cuando quiero escuchar un tema una sola vez sin necesidad de añadirlo a la biblioteca de canciones de otro reproductor. Sucede rara vez. La razón por la que dejé de usar XMMS fue el muy pobre sistema de reproducción aleatoria. Después de un tiempo, uno se daba cuenta que el orden de las canciones comenzaba a repetirse y que habían canciones que nunca se irían a tocar. Puedo añadir que las tipografías de la interfaz o son muy pequeñas o son muy grandes y que no se integra bien con el resto del escritorio. Pero lo más importante es su reproducción aleatoria, que era muy mala.
Para entonces apareció Rhythmbox, también famoso porque su interfaz cambiaba en cada nueva versión mínima. Tenía mejor sistema de reproducción aleatoria, pero era muy lento para cambiar de una canción a otra al momento de seleccionar «Siguiente». En ocasiones se quedaba pegado y había que terminar la aplicación a la fuerza. Aún hoy en día eso sucede. Además, dejaba un icono en el área de notificación en donde se podía ocultar/mostrar la aplicación, que si bien era cómodo, también era un uso pobre o mal uso del área de notificación.
Luego de la popularidad de Rhythmbox y algunos problemas de comunicación, su autor original comenzó a escribir otra aplicación: Muine. Su interfaz era más agradable, a la vez que añadía la capacidad de buscar las carátulas de los álbumes en Amazon. Muy agradable esa parte. Pero no lo usé mucho, porque no pude acostumbrarme a su método de reproducción en donde uno ordenada por álbumes lo que quería escuchar. Y aunque luego se añadió el método por canciones; no podía decirle: «de este repositorio de canciones, reproduce cualquiera». Tal vez si transmitiera un programa radial, me sería útil poder programarlo de esa manera. No era el caso.
Al error típico de Rhythmbox uno podía culpar a Gstreamer, la biblioteca de audio que utilizaba. Pero luego de descubrir Jamboree gracias a Alvaro del Castillo me dí cuenta que no era problema de Gstreamer, sino de la forma en que se utilizaba. Luego hice mis propios paquetes para Ubuntu, dado que provocaba conflictos con D-Bus. Jamboree no sólo tiene una reproducción aleatoria bastante aceptable, sino que también muestra las carátulas de los álbumes incrustados en los archivos MP3; pero no es capaz de buscarlos en Internet. Al seleccionar «Siguiente» es muy rápido para comenzar la reproducción. No se muestra en el área de notificación, aunque era capaz de enviar notificaciones... utilizando una versión antigua de D-Bus, que para un sistema más moderno era necesario deshabilitar al momento de empaquetas la aplicación.
Así fue que por bastante tiempo usé Jamboree.
Una de las características de los reproductores que más uso es el contador de reproducciones. Me gustaría tener un registro de los temas más escuchados en cada mes. O quizás disponer de dos contadores, uno histórico y otro temporal en donde pueda iniciar una nueva etapa. Me imagino, que como muchos, hay canciones y álbumes que recuerdan un período, un libro, un estado de ánimo, una persona, un hecho. Así es como puedo recordar fechas, sucesos y secuencias. Así también, es que puedo decir que Marisela Santibañez yerra mucho en los datos que entrega en el programa «Los 80's» en Vía X. Los que hayan disfrutado de «High Fidelity» se pueden hacer una idea, aquellos que gustan de un tema por lo que es y no por cuantas veces lo tocan en una radio.
Hasta que descubrí la utilidad que podía tener Last*fm. Entonces busqué un reproductor capaz de comunicarse vía Audioscrobbler. El reproductor envía el tema que escucho a Last*fm y allá quedan almacenamos mis hábitos. Así, puedo utilizar múltiples equipos, múltiples reproductores o recargar las canciones de la biblioteca sin perder esos datos históricos; que siendo bastante sencillos y banales, ¿por qué no almacenarlos?.
Fue que volví a probar Rhythmbox. En menos de 5 minutos me dí cuenta que aún adolecía de los mismos problemas. A la segunda vez que la aplicación dejó de funcionar, reporté el error y dejé de usarlo. Tenía algunas caracterízticas nuevas que vale la pena mencionar. Cada vez que cambia de tema, muestra un mensaje de notificación. Hace un tiempo había pensado en una característica así, para asociar siempre la canción, el albúm y el artista. Sin embargo, al poco tiempo llega a ser molesto (y eso que lo usé alrededor de 5 minutos). Por suerte se puede deshabilitar.
Así es como llegué a Banshee. Que anteriormente también había visto en los anuncios de aplicaciones, pero nunca tomé en cuenta por ser «otro reproductor de música». Pero la versión 0.10.7 me agrada.
Banshee actualiza mis datos en Last*fm, recupera las carátulas de los álbumes, tiene una interfaz simple y agradable. El modo aleatorio es aceptable y tiene una sutileza que los otros no tienen: al retroceder lo hace con el historial de canciones escuchadas, pero al volver a avanzar siempre vuelve a calcular una nueva posición. No sé si durará mucho tiempo así esa implementación de aleatoriedad, aunque creo que es la correcta.
Banshee
Además de ocultar/mostrar la aplicación con el ícono en el área de notificación, al ubicar el puntero del ratón encima muestra la carátula del álbum, el nombre del tema, el aĺbum al cual pertenece y el artista; así como el tiempo de reproducción (tal cual se muestra en la captura). Mucho más agradable que el esquema de notificación de Rhythmbox, porque en ningún momento se siente invasivo (como en otro sistema operativo que llega a parecer spam).
En contra, puedo comentar que es un goloso de memoria. Para una lista de 1700 canciones puede consumir tanto o más que Firefox (con 15 ventanas) o Evolution (con 200 carpetas IMAP, 200 MB de mensajes y 7 carpetas virtuales). Siempre está entre los 3 programas con más consumo de memoria. Debe perder memoria en algún momento, porque además va en aumento. Otro aspecto desfavorable es el filtro que dispone, el cual es lento en relación a Jamboree. Lamentablemente, tampoco muestra el año de edición del álbum o canción. Para muchos puede ser irrelevante. Para mí no, más aún cuando uno quiere escuchar la discografia de un grupo en secuencia de creación o, simplemente, para comparar la evolución del artista o de sus influencias.
Aunque parezca una obsesión las carátulas de los álbumes no es tal. Si quiero escuchar una canción de un CD de audio, es más fácil encontrarlo. Si un álbum no lo tengo, será más fácil encontrarlo en una disquería, más aún cuando en muchos álbumes no dice el nombre del artista o en muchas ocasiones están mal clasificados. Cuando he tenido la oportunidad de ir a disquerías en otros países, busco aquellos álbumes que son díficiles de conseguir en Chile o que acá resultan muy costosos (para lo que realmente son); y tener una asociación visual ayuda enormemente. No todo es capricho.