Arriba de la bicicleta

Vista de Concepción Hace 3 domingos me invitaron a salir en bicicleta. No me había subido a la bicicleta desde fines de febrero, cuando recorrimos la parte sur de la carretera austral con Tatiana.

La idea era entrar en calor, no esforzarse innecesariamente, etc. Terminé cansado al subir el cerro caracol de Concepción. Me detuve varias veces, y me mareaba con facilidad. Además, había tomado desayuno, lo que complicó las cosas. Al final, dolores musculares, que se sentían al subir a la escalera de la casa; pero al par de días todo bien.

El siguiente domingo (6 de noviembre) quedamos de juntarnos para subir por la Universidad de Concepción. Llegué 15 minutos antes, así que comencé a subir por mi cuenta (dado que estaba en peores condiciones asumía que me alcanzarían luego). A poco andar, me cuestionaba mi estado físico ya que me costaba subir. Además, me dí cuenta que el odómetro no estaba funcionando. Panorámica del cerro

Aproveché arreglar el odómetro y darme tiempo para descansar. Muevo la rueda delantera para verlo funcionar; y se detiene casi instantáneamente: ¡el freno delantero estaba muy cerrado y frenaba la rueda!. El odómetro definitivamente paso a mejor vida; pero me sirvió para darme cuenta porque la bicicleta estaba «tan pesada».

Solté el freno delantero, y ya me sentí «en forma». Fue considerable el cambio. Pude subir el cerro sin grandes contratiempos :-) Y terminé sin dolores musculares.

Moraleja: revisar siempre la bicicleta antes de usarla, especialmente si ha estado sin uso por mucho tiempo.

No me acordaba mucho del camino, y cuando aparecieron las bifurcaciones comencé a dudar. Volví a un lugar donde tenía señal el teléfono para ponerme en contacto con mis compañeros. Tenía que esperar porque recién venían en camino. Así, Mientras esperaba, aprovechaba recorrer un poco cada una de las rutas y volvía siempre al mismo lugar (usando siempre el algoritmo de Ariadna :-). Vista a la desembocadura del río Bío-Bío

Así por un buen rato, hasta que encontré un camino que me me pareció familiar. Ya no esperé más. Al llegar arriba de un mirador, recibí una llamada: No pudieron entrar porque un guardia les indicó que el paso estaba cerrado para evitar incendios forestales :-/ Así que decidí volver. Decidí tomar otros caminos, y demoré una apróximadamente 1 hora y 30 minutos en encontrar el camino con la salida a «Lagos de Chile». Pero sin duda, con la moral mucho mejor que la semana anterior :-)

La nueva ciclovía Y este domingo recién pasado, 13 de noviembre, fue más relajado; pero no por eso menos entretenido. Fuimos a la inauguración de la red de ciclovías, parte del proyecto Biovías para el mejorarmiento de la calidad de vida en el Gran Concepción.

Llegó mucha gente. Entre 800 y 1000 personas. Muchas familias con niños. Lo cual fue bastante bueno, considerando que amaneció nublado y con tintes de lluvía. Cerca de las 13:00 horas se despejó y cuando llegamos al final del recorrido, estaba despejado con un sol radiante y bastante calor.

Hubo una ceremonia donde se entregaron premios. Tatiana se ganó una bicicleta y un casco :-)

Pedaleamos de vuelta por la ciclovía. Espero que en un futuro próximo se habilite una ciclovía entre la Universidad de Concepción y la Universidad del Bío-Bío.

Vista del río Bío-Bío y del puente Llacolén