El Zen y el arte de escribir en un equipo disfuncional

Siempre me preguntaba como podía suceder que alguien pudiera ser tan descuidado como para derramar una tasa de café sobre un portátil.

Bueno, hace uno o dos meses atrás obtuve la respuesta: los accidentes ocurren. (Aunque yo no soy una persona de tomar muchos líquidos en una taza durante el trabajo).

El portátil al centro-fondo del escritorio. La taza al centro-frente, el teléfono en la esquina derecha (a la altura del portátil). A la izquierda del portátil, un monitor LCD. Ese día me encontraba ordenando algunos documentos en la esquina izquierda más cercana a mí.

En un momento suena el teléfono. Instintivamente moví el brazo derecho, recorriendo todo el escritorio de izquierda a derecha. En el camino mi brazo tropezo con la taza y se derramó el líquido elemento sobre el portátil.

¡Cáspitas, rayos y centellas! fue lo que pasó por mi mente :-)

El portátil siguió funcionando, pero proseguí inmediatamente a apagarlo. La taza estaba casi vacía, así que a primera vista no parecía mucho líquido. Lo voltée y dejé boca abajo, para evitar que el líquido siguiera esparciéndose en el interior del equipo.

Mis colegas Francisco y Pamela, se dieron el trabajo de desarmarlo completo. (Pasé a ser usuario :-). Líquido por todas partes. El mayor peligro: el azúcar.

Varios días sin el portátil. En general, quedó completamente funcional. En particular, algunas teclas funcionaban a medias, debido principalmente a que el contacto estaba a presión. Y al cambiarlo de posición para transportarlo, se desalineaban algunas teclas. Un día una cosa, otro día otra.

No contar con ciertas teclas, es engorroso. Por ejemplo, la tecla espaciadora hacía contacto sólo si le presionaba entre el medio y la derecha. Pero siendo zurdo, tiendo a presionar la barra espaciadora por el lado izquierdo.

Lo del ratón y el teclado lo subsané momentáneamente con dispositivos USB externos.

Lo peor aún no sucedía.

Unos alumnos me pidieron dar un mini-curso de Python, el cual se programó para un día sábado durante todo el día. Todo bien. Conecté el portátil al proyector, el ratón al puerto USB. Y debido a que serían varias horas... conecté la energía elétrica.

Se cayó el automático del laboratorio. Al momento de subirlo, el proyector no daba señal. Probé conectando el monitor de mi escritorio, tampoco. Resultado: Se quemó la puerta VGA del portátil, y los 2 puertos USB ahora sólo funcionan con con USB 1.1. Es más, de los dos puertos USB, uno de ellos funciona según la fase de la luna. También se dañó el puerto VGA del proyector (daba una señal muy tenue, casi imperceptible).

Conectar el disco externo, ya no es tan rápido. Y tengo que conmutar entre dispositivos USB cada vez que quiero usarlos, porque simplemente no pasa suficiente energía como para alimentarlos mediante un hub USB.

En unas semanas, el portátil pasó de ser de un equipo de trabajo todo terreno a un equipo precariamente útil. Principalmente para navegar, porque ello no involucra usar el teclado.

Debido al incidente del café, el portátil pasó a ser el sospechoso #1 del corte de energía. Sin embargo, cuando le indique al encargado del laboratorio el enchufe que había utilizado... recibí como comentario: «Ah, ese enchufe no lo usamos porque provoca corte». Hubiera sido útil saberlo antes (pensé estoicamente). Tampoco había sido informado el desperfecto a soporte, por lo cual no había sido reparado. Después que lo revisaron, precisamente había un problema con el sistema eléctrico. El portátil fue declarado inocente, pero no le salvó de las secuelas.

La tecla espaciadora ahora funciona completamente. Nada que ver con el corte, pero en una revisión posterior, lograron dejarla funcional. Desafortunadamente, la sensibilidad no es la misma en las teclas. Por lo que al escribir, pronto me termina sacando de quicio.

Como el hombre es un animal de costumbre, he aprendido a adaptarme. Y con el uso, algunas teclas han ido cediendo de a poco. Pero hay otras que me siguen jugando una mala pasada.

Epílogo

Dicho esto. Tenía muy poco ánimo de escribir. Y cuando lo hacía, no era precisamente productivo. Y en el transcurso de los días y semanas, me atrasé con varias labores y deberes.

A veces tomaba un equipo distinto para trabajar, pero no es lo mismo. Porque no siempre están todas las aplicaciones que uno utiliza, ni las mismas preferencias. Al final del día, para cuando tenía un equipo operacional, recibía el portátil. Y cuando fallaba el portátil nuevamente, volvía a perder tiempo con un nuevo equipo.

Al respecto he tenido que lidiar con la usabilidad de las aplicaciones, pero de ello me referiré más adelante.