Esta nota es una traducción libre del artículo escrito por Ivan Krstic: «How Porsche hacked the financial system and made a killing». Si he traducido mal algún término técnico, pueden dejar un comentario o enviarme un correo para corregirlo.
Adolf Merckle, uno de los hombres más ricos del mundo, se suicidó el 6 de enero arrojándose al paso del tren, según se informó en Bloomberg. El motivo: dificultades financieras, particularmente una gran pérdida que sufrió con acciones de Volkswagen.
[La empresa de Merckle] VEM quedó atrapada en una operación de venta-corta (short squeeze) luego de apostar a que las acciones de la compañía alemana Volfswagen cayeran. Merckle perdió al menos 500 millones de euros en la operación.
Merckle perdió en una de las mejores jugadas magistrales en la historia de las finanzas. Para aquellos que no viven ni respiran finanzas, esta es la historia.
En 1931, el ingeniero austro-húngaro Ferdinand Porsche fundó la empresa alemana con su propio nombre. Dicha compañía ofrecía consultorías en el diseño de automóviles y no se convirtió en fabricante de autos sino hasta producir el Type 64 en 1939. No obstante, las cosas se habían puesto interesante para Porsche años antes.
En 1933, nada menos que Adolf Hitler le comisinó el diseño de un auto para las masas alemanas. Porsche aceptó y el resultado fue el icónico Beetle, manufacturado bajo la marca Volkswagen («el auto del pueblo»). Hoy, Porsche es una de las empresas con mayor renombre en la industria de automóviles de lujo, mientras que Volkswagen (VW) es el tercer fabricante de automóviles del mundo después de General Motors y Toyota.
Tres años atrás, Volkswagen se encontró en una situación en donde temían que una empresa extranjera tomara el control de la compañía. Porsche, la compañía, decidió adelantarse y comenzó a comprar acciones de VW de forma ostensible con tal de proteger la marca, esto alimento las expectativas del mercado en que eventualmente Porsche adquiriría a Volkswagen. Por supuesto, no es exactamente lo que ocurrió.
Durante tres años Porsche estuvo acumulando acciones de VW sin decirle a nadie cuánto tenían. Cada vez que compraban, la cantidad de acciones de VW que flotaban libremente en el mercado disminuían, aumentando ligeramente el precio de dichas acciones. He aquí el funcionamiento de lo más básico de la oferta y demanda. Eventualmente el precio de cada acción llegó a ser tan alto, que para los observadores externos no tenía ningún sentido que Porsche comprara a Volkswagen. Simplemente sería muy caro.
Para explicar lo que ocurrió después, primero explicaré la maniobra financiera llamada shorting (venta-corta).
En un momento dado, sólo una cierta cantidad de acciones está flotando libremente en el mercado. El resto se mantienen en varios portafolios, fondos y otros instrumentos de inversión. Ahora, para todos es familiar la idea básica detrás del mercado de acciones: comprar acciones cuando estén baratas y venderlas cuando sean caras; la diferencia es el beneficio obtenido.
Esto si asumimos que el precio de una compañía va a incrementar. Pero, ¿qué sucedería si en vez de apostar que una compañía irá hacia arriba, quisieras apostar a que ésta irá hacia abajo? Es posible (no en Chile, pero sí en Alemania) - vendiendo acciones que no posees.
Digamos que pides prestado una cierta cantidad de acciones a algún propietaro de éstas. Pagas un monto fijo por el préstamo de dichas acciones y firmas un contrato indicando que devolverás la misma cantidad de acciones que te prestaron luego de un período de tiempo. Así, podrías pedirme prestado mil acciones de Apple (en realidad no tengo acciones de Apple, pero síganme el juego), me pagas $100 por tal privilegio y firmas un contrato que te obliga a devolverme las acciones en 3 meses. Consideremos además, que en ese instante cada acción de Apple se cotiza en $10.
Una vez que obtienes prestadas mis acciones, inmediatamente las vendes. A un valor de $10 por acción, obtienes $10.000. Dos mes y medio después, aparece otro rumor sobre la salud de Steve Jobs y las acciones de Apple caen a $6 cada una, esto por el lapso de unas horas. En ese momento, compras mil acciones, lo que te cuesta $6.000. Luego, me devuelves las acciones. Debido a que apostaste correctamente a que las acciones bajarían, ganaste $4.000 menos el costo del préstamo. Esto es lo que se llama venta-corta (short-selling) o simplemente shorting. El peligro es evidente: si apuestas equivocadamente, puedes perder dinero para recuperar las acciones que debes devolver a quien te las prestó.
Ahora las cosas comienzan a ponerse peliagudas.
Cuando el precio de la acción de Volskwagen excedió el punto en que tuviera sentido para Posrche comprar la compañía, algunos fondos de alto riesgo se dieron cuenta que las acciones no podían sino bajar. Sin Porsche en el mapa, no había motivo para que las acciones de VW continuaran subiendo y éstos fondos apostaron a ello. Así, realizaron operaciones de venta-corta en grandes cantidades de acciones de VW, pidiendo prestado a los propietarios y poniéndolos a disposición para venderlo en el mercado accionario, esperando que el precio cayera de forma inevitable.
Porsche anticipo exactamente esta situación y prontamente compró tanto como pudo de estas acciones de VW que dichos fondos estaban vendiendo. ¿Pueden ver hacia adonde conduce? Los analistas lo hicieron. De acuerdo al The Economist, Adam Jonas y Morgan Stanley advirtieron a los clientes a no jugar «poker de multimillonarios» contra Porsche. Porsche negó falta alguna, indicando que no estaban haciendo nada inusual.
Fue entonces, el 26 de octubre, que Porsche dio un paso adelante y mostró su portafolio: mediando una combinación de acciones y opciones de compra eran dueños del 75% de Volkswagen, lo cual correspondía a casi el total de las acciones circulantes de la empresa. (El resto está amarrado a fondos que no pueden liberarse fácilmente).
Esto calentó el ambiente y las cifras asustaron a los fondos de alto riesgo: si ellos no compraban inmediatamente las acciones de Volkswagen con que hicieron venta-corta, podría ocurrir que no hubieran suficientes para comprar en el futuro próximo y podrían quedarse sin acciones - las que tenían que devolver. Si la única opción es comprar acciones de VW a Porsche, entonces nuevamente ocurre el milagro de la oferta y la demanda; y Porsche puede pedir el precio que se le ocurra por cada acción dado que no había otro lugar en donde comprar. Era el único jugador del barrio.
Y eso, es lo que se llama short squezee (presión en venta-corta).
Cuando Porsche publicó su propiedad de Volkswagen, envió un mensaje a los fondos de alto riesgo para que se apuraran a comprar cualquier acción de VW que estuviera circulando. Esto hizo que el precio de la acción saltara de 200 euros a sobre 1.000 euros en un instante del 28 de octubre, logrando que un breve período de tiempo Volkswagen fuera la compañía con mayor valor del mundo del mercado de capitales.
En este incidente Porsche transó entre 30 y 40 mil millones de euros. Dicho esto, el beneficio real es un valor entre los 6 y 12 mil millones de euros. Para poner los números en perspectiva, las ganancias de Porsche en todo el año 2006 fueron levemente superior a los 7 mil millones de euros.
La maniobra de Porsche tomó tres años en orquestarse. Fue oscuramente brillante, una transferencia de riqueza concebida como nunca se había visto. Apostando correctamente, Porsche se tomó la fortuna de los fondos de alto riesgo y revolvió el mercado financiero.
Apostando erróneamente, Adolf Merckle se quitó la vida.