Algunos años atrás, compramos un equipo para administración de ancho de banda. Lo hicimos mediante un proveedor local representante de una firma extranjera. Y el cuento del proveedor versa sobre su prestigio, el respaldo a futuro, del trabajo como socios estratégicos. En pocas palabras: que no te dejarán botado.
Lo cual suena muy bien y es útil cuando es difícil conseguir el presupuesto para la compra de equipo especializado y se requiere rentabilizarlo a través de los años. Pero lo cierto, es que no es suficiente, aún cuando la empresa detrás se supone grande en el rubro.
¿Y si el proveedor pierde interés en el producto?
Mariposa en Iguazú (la humedad no le permite volar ni arrancar)
El 2007 me puse en contacto con el proveedor en EEUU para una actualización y poder incorporar nuevas herramientas. Allí nos enteramos que el proveedor nacional tenía registrado el producto a su nombre, y luego pasamos por alto la contratación de mantención del equipo. Una estupidez, porque para todos los equipos siempre se firman contratos de mantención y con éste se nos pasó por alto. Pero tampoco tuvimos como enterarnos, porque los avisos no nos llegaban a nosotros sino a nuestro proveedor nacional.
Pero, ¿y si la estrategia del proveedor nacional consistia en amarrarnos con un producto para luego vendernos lo que quieran? Si estas obligados con ellos, podrían querer evitar vender la actualización y ofrecerte (obligarte) a tomar un nuevo producto, y así sucesivamente.
El 2008 intenté reestablecer contacto con el proveedor nacional y internacional, hubo un contacto inicial, pero ante la insistencia de renovar el contrato y no comprar un equipo nuevo distinto, dejaron de responder nuestros correos y los llamados telefónicos no los devuelven.
Y claro, lo mismo podría ocurrir si tienes un sólo proveedor o representante en Chile de un producto de Software Libre, con la gran diferencia que este último caso tendríamos el código y partir de allí, se podría pagar a otra empresa, a uno o más desarrolladores, etc. para seguir teniendo soporte. Pero en el caso de un producto cerrado, tienes que empezar desde cero nuevamente. Y es allí cuando sí importa que el software sea libre.
Respecto al producto en cuestión, se trata de un NetEnforcer AC-402, entre cuyos defectos que queríamos ver subsanados corresponde a la interfaz de administración la cual consiste en un applet en Java, pero no funciona con cualquier Java, sino con la versión 1.3.1. Debe ser un error idiota, pero habla mal de la programadores que lo hicieron. Respecto a la cajita, la vendieron como un equipo especializado, ad-hoc, un equipo de comunicaciones, etc. Pero lo cierto es que es un PC de 1U, con un LCD de 2 bandas, procesador Pentium III 850Mhz, 256KB de caché, 384MB de RAM, un disco IDE de 4GB, dos tarjetas de red Intel 82449ER. Y tiene Linux, en realidad Slackware 2.2.19, el cual era añejo incluso para la fecha en que fue comprado. Las tarjetas de red incluso llevaban 5 ó 6 años en el mercado. Pero son detalles que uno nota cuando debe comenzar a revisar el equipo tiempo después.
Y para retomar todo, tendríamos que pagar poco más de US$ 5.000, asumiendo la responsabilidad como nuestra si falla el proceso de actualización. Es decir, US$ 5.000 por nada, sólo para comenzar a conversar.
Sin embargo, requerimos que el proveedor responda nuestros llamados o nuestros correos.